Las semillas de cannabis autoflorecientes, provienen de la variedad ruderalis, que se adapta a climas con escasez de luz y florece a las pocas semanas de germinarse. Esta característica permite a la planta crecer y reproducirse rápidamente para garantizar la supervivencia de la especie.
Estas plantas ruderalis, normalmente de porte pequeño debido a su corto ciclo de crecimiento, son cruzadas con variedades indica o sativa. El resultado son las semillas autoflorecientes de marcas como Diesel, Kush, y White. Esta combinación da lugar a plantas aptas para cultivo interior y exterior, heredando la peculiaridad autofloreciente del gen predominante ruderalis.
Para optimizar su crecimiento, es recomendable proporcionar un fotoperiodo de 20/4, permitiéndoles descansar y recargar energías. Aunque la planta ruderalis tiene bajo contenido de THC, se han desarrollado variedades autoflorecientes que alcanzan potencias cercanas a las sativas e indicas.
Las plantas autoflorecientes tienen un ciclo de vida aproximado de 70 a 80 días desde su germinación. Aunque se pueden cultivar tanto en interior como en exterior, es preferible hacerlo en interior para asegurar una iluminación constante.
Estas semillas son proactivas, comenzando a florecer rápidamente. Por lo tanto, es crucial proporcionarles todo el sustrato y nutrientes necesarios sin limitaciones. En cuanto a fertilizantes, requieren los mismos que sus variantes indica y sativa.
Con el tiempo, se han desarrollado innumerables variedades de cannabis que se pueden disfrutar en todas estas semillas de marihuana. Es importante almacenar tus semillas en un lugar frío (4º-5º) y seco para prevenir una germinación prematura. En estas condiciones, pueden conservarse durante unos 2 años.
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